viernes, 16 de abril de 2010

Series que te cambian la vida (II). The Sopranos.

No hay palabras para empezar este post. Qué complicado resulta explicar de qué va The Sopranos, qué cuenta, qué muestra, qué oculta. The Sopranos está por encima del tradicional concepto serie de televisión. Es, y no exagero, cine hecho para la televisión. Sé que ese término aún no existe pero The Sopranos merece que se creen nuevos términos para todo lo que concierne a la ficción televisiva. Está por encima de todo, o de casi todo. Y repito, no exagero.

Sí alguien te dice que The Sopranos es una serie de la mafia italoamericana, regáñale y dile que vea de nuevo el piloto. ¡No se puede insultar más a The Sopranos que simplificando la serie de esa forma! Claro que la mafia ocupa un lugar importante, pero hay tantos otros temas en los que profundiza que adquiere una perspectiva multidimensional difícilmente alcanzable por el resto de series. Yo resumiría que The Sopranos trata del ser humano. No pretendo ser trascendental, pero es así. La evolución de Tony Soprano, protagonista de la serie, es un recorrido por todos los recovecos de la condición humana y las miserias y glorias que acarrea. El concepto de subtexto (lo que no se dice en el guión con palabras) alcanza en esta serie un punto sublime, inigualable y de una calidad que hace que un guionista pueda morir en paz tras haber escrito un capítulo con tan buena estructura. Y ese punto de excelencia en el guión se mantuvo capítulo a capítulo durante las seis temporadas que duró la serie. Casi nada.

Además del guión, en The Sopranos se juntó el cielo con la tierra. Es decir, todos los elementos que componen una serie de televisión (sobre todo los más importantes) eran de una calidad insuperable. La ambientación, la música, la dirección y el montaje eran excelentes, hasta ahora nunca vistos. Pero mi debilidad eran, por supuesto, los actores que daban vida a tan increíbles personajes. No puedo escribir este post sin alabar, hasta la extenuación, las magistrales interpretaciones de James Gandolfini, Edie Falco y Lorraine Bracco. Toni Soprano, Carmela Soprano y la doctora Melfi respectivamente. Estos tres personajes fueron interpretados por tres auténticos maestros de la actuación. Recuerdo la Season Finale de la cuarta temporada en la que Carmela y Toni se pelearon a lo grande. Sólo con ver ese capítulo ya te haces una idea del impresionante nivel interpretativo de la serie. Al igual que la impecable doctora Melfi que en un papel muy acotado tuvo una dimensión enorme en el peso general de la serie. ¡Cómo he disfrutado de esas sesiones terapeuta vs paciente! ¡Eso es televisión! También hay otros personajes para recordar como Adriana o Chris Moltisanti. Y una mención especial merecen los actores que daban vida a los hijos de Tony y Carmela, Meadow y Tony Jr. Increíbles los dos, imprescindibles ambos.

Qué nostalgia me está entrando. Intento continuar.

Podría seguir alabando la serie, citando los innumerables premios, analizando alguno de los capítulos especiales (¡tantos!) , pero quiero hablar del final. SIN SPOILERS, por supuesto. No podría spoilear jamás algo así, un tesoro tan bien guardado merece ser descubierto como tal. Aún sigo alucinado con ese final tan impactante, tan inesperado y tan de The Sopranos. Hay muchas teorías al respecto pero yo no escucho ninguna de ellas. Lo mejor para entender el final es ver todos los capítulos anteriores y, solo así, se podrá comprender lo que David Chase, creador de la serie, quiso decir en el último segundo del último capítulo.

Larga vida a The Sopranos.

Esperando a Dexter (SIN SPOILERS)

Todos los que hemos seguido Dexter desde el prinicipio aún estamos en recuperación ante el impactante e inesperado final de la excelente cuarta temporada. ¿Qué va a pasar ahora con nuestro asesino en serie favorito? ¿Cómo afrontará la situación que tiene ahora mismo en sus manos? Dexter puede que sea muchas cosas pero, sobre todo, es un superviviente y seguro que es capaz de idear algo y salir adelante. O, al menos, en eso confío yo. A lo largo de estas cuatro temporadas hemos visto como Dexter intenta, como el resto de los mortales, ser feliz. Pero claro, cuando le preguntas a un asesino en serie qué es la felicidad, probablemente sorprenda con su respuesta. La quinta temporada de la serie ha creado muchas expectativas para ver la resolución del cliffhanger con el nos encontramos en el último capítulo emitido. Pero el protagonista no está solo en toda esta historia, ¿va a quedarse Debra con los brazos cruzados tras descubrir más sobre la vida de su hermano?, ¿seguiremos viendo a Harry como un fantasma?, ¿qué asesino va a ser el que ocupe el primer lugar en la 5ª temporada tras el excelente Trinity?, ¿y sobre todo cómo evolucionará nuestro protagonista, a qué dilemas tendrá qué hacer frente?


Hasta ahora los guionistas han sabido, hábilmente, poner a Dexter en situaciones límite. Muchas de ellas banales para la mayoría pero que para un asesino supone todo un reto personal a nivel emotivo y sentimental, campos en los que Dexter no se mueve con la misma agilidad que entre sus cuchillos favoritos. Personalmente, y sin spoilear, a mí me parecía necesario un cambio tan grande como el que sufrió Dexter al final de la cuarta temporada, aunque me ha dado mucha pena que sea de esa forma. En definitiva se trata que este gran personaje siga evolucionando y con ese final, lo va a hacer. Y tanto.




jueves, 15 de abril de 2010

Modern family, la serie que necesitábamos.

La temporada televisiva en USA está a punto de terminar, las Season Finales se acercan, las cancelaciones acechan y las nuevas series están a punto de anunciarse. Modern Family no tiene ese problema, la ABC ya ha confirmado que habrá una segunda temporada de esta sitcom que va ya por su capítulo 1x20. Cuando ves una serie como MF aún tienes esperanza de que no todo está hecho, de que todavía hay buenos guiones, de qué las ideas frescas aún existen y hay más que están por venir. Con pinceladas de falso documental, MF te muestra el día a día de tres familias emparentadas entre sí. Una familia tradicional, una familia homoparental y otra compuesta por cónyuges con diferencia de edad. Hasta ahí todo es normal, incluso repetido, pero las miradas a cámara, la agilidad del capítulo y el tono que tiene el humor es único. No sólo porque los personajes están extremados, sino que los tópicos se reinventan para dar paso a una serie que tiene todos los elementos de convertirse en un clásico de la televisión. No sé a quién agradecer que no haya risas enlatas que fuercen las reacciones del espectador. En MF todo es artesanal, cuidado con mimo, sin dejar cabos sueltos y situando al humor al servicio de la historia y no, como ocurre en otras tantas, al revés. En el piloto se ofrecen los ingredientes básicos de esta nueva comedia, así que si tienes 20 minutos libres no dudes en echarle un vistazo.



Es, desde luego, el estreno de la temporada para la ABC y una de las series que más buenas críticas ha recibido y que cuenta, además, con un público fijo y que probablemente aumente cuando llegue el final de temporada. Las primeras quinielas sitúan a Modern Family como una de las claras protagonistas de la próxima edición de los premios Emmy. Premios aparte, la serie es un claro ejemplo de calidad televisiva y originalidad. Supera con creces la calidad de media de la series de las cadenas en abierto (CBS, FOX, ABC, NBC, CW) y pasas, durante 20 minutos, uno de los mejores momentos de la semana.

Glee regresa con todos los honores (NO SPOILERS SOBRE EL 1X14).


No defraudó. A nivel de audiencia y de calidad del capítulo Glee estuvo a la altura. Tras el insufrible parón de 4 meses, los chicos del Glee Club volvieron el pasado martes a FOX con 13,5 millones de espectadores, el programa más visto en su franja horaria y también lideró en el sector de los demográficos (público entre 18-45 años) tan codiciado por los anunciantes y que es lo que mide la rentabilidad de una serie de televisión. No era para menos, la expectación era alta y el resultado superó todas las previsiones. Glee ha sido, sin lugar a dudas, uno de los grandes estrenos de esta temporada. El Globo de Oro a mejor serie de comedia o los innumerables premios que ha recibido durante su breve recorrido (aún no ha finalizado ni su primera temporada) confirman lo que ya es un hecho, Glee es una serie que arrastra consigo un fenómeno fan difícilmente igualable. Sólo en canciones, ya ha habido cuatro millones de descargas (de forma legal), se planea una gira con los actores, han cantado en la Casa Blanca, Oprah les ha recibido como símbolos de toda una generación. Glee ya ha hecho historia y aún queda mucho potencial por descubrir de esta fantástica serie.


Los personajes de Glee están construidos con de forma inteligente, ágil, divertida. Claro que hemos visto arquetipos similares en otras series de corte teen, pero Glee traspasa ese arquetipo para crear personajes propios. Si echas un vistazo a las grandes villanas de la historia de las series de televisión es complicado encontrar alguien a la altura de Sue Sylvester. Por otro lado, el esquema protagonista vs anatagonista encuentra en Glee un punto, si me permitís, casi sublime. No sólo porque cada personaje tiene un antagonista más o menos claro, sino porque también hay una estrecha relación entre todos los personajes donde las acciones de unos tienen su reflejo en otros (por ejemplo Finn y Will). Se trata de un reparto coral hilado a la perfección, sin roturas. Espero que como ha declarado su creador, los chicos de Glee no lleguen nunca a graduarse. Sería un gran error continuar la serie fuera de las aulas y las salas de ensayo del instituto. Si la serie sigue así el fenómeno Glee no habrá hecho más que empezar. Y, además, el próximo capítulo se llama "The power of Madonna". No digo más.

NOTA: Para aquellos que dicen, seguro que sin haber visto un solo capítulo, que Glee es igual que High School Musical tengo que decir que se equivocan categóricamente.